El láser mágico de Medellín

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¿Qué es y para qué sirve?
El nombre Lidar es una sigla inglesa (Ligth Detection And Rancing) que significa detección de luz y medición de distancia. Para entender su trascendencia, lo mejor es recurrir a las palabras del profesor Bastidas: “Estaciones como esta se han puesto de moda porque es lo más real que uno puede tener para un diagnóstico efectivo de lo que está ocurriendo con la contaminación en nuestras grandes ciudades. El equipo tiene una fuente de luz excepcional conocida como radiación láser y que al iluminar con su gran energía la atmósfera nos permite ver la contaminación, la distribución de esas partículas contaminantes y la evolución de esos contaminantes”. Esto es importante porque “de allí se deriva todo lo que tiene que ver con los efectos en la salud, con la detección de las principales fuentes emisoras de contaminación, el efecto invernadero, nos permite medir la densidad atmosférica, la humedad y otros parámetros relacionados con especies químicas que nos afectan la salud, la vida en los cultivos y el cambio climático”.

Cómo funciona el Lidar

El láser es enviado mediante un telescopio, adaptado para cumplir dos funciones: dirigir la luz hacia la porción de atmósfera que se quiere estudiar y recolectar esta luz desde diferentes alturas, en la Tierra. “Recolectar significa que él puede reunir esa radiación, la huella que va dejando el rayo láser a través de la atmósfera y allí viene toda la información que interesa para el análisis de la contaminación atmosférica”. Surge entonces la pregunta sobre cómo acceden los investigadores a estos datos, y Bastidas lo explica: “Cuando el equipo recoge la radiación que se devuelve y que es la que trae esa información tan valiosa, viene equipado con una electrónica cuántica que sirve como intermediaria para que en una computadora se puedan ver en tiempo real y como si fuese una película, las imágenes de lo que está ocurriendo en la atmósfera”. Gracias a esto, también es posible detectar y predecir fenómenos como lluvias torrenciales, pequeños bloques de hielo y formación de sistemas nubosos altamente peligrosos. “Da mucha oportunidad para evitar inundaciones, alertar sobre emisiones tóxicas de una fuente muy cercana a nuestra superficie o la erupción próxima de un volcán”, añade el científico y ejemplifica con el caso del Monte Santa Elena, en Estados Unidos. “Es tan grande como el Galeras y se monitorea con Lidar, porque es una oportunidad única para poder dar una alerta real con varios días de anticipación. Cuando el cráter empieza a emitir vapor de agua, el Lidar puede medir cada diezmilésima de segundo lo que está ocurriendo”.
 
     
   
 
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