Bolsa de empleo

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Bolsa de empleo
Cada quince días usted ve en las páginas de Vivir en El Poblado un anuncio de la Bolsa de Empleo del Verbo Divino. Muchos habrán utilizado sus servicios y se habrán beneficiado de ella. Pero lo seguro es que muy pocos conocen su historia que ya llega a los quince años: por razones familiares, Lucía Orrego de Hoyos tuvo que abandonar la labor que realizaba entonces, como voluntaria en una fundación, pero su espíritu de servicio no se resignaba y fue entonces su amiga Gabriela Ortega, quien había creado la bolsa de empleo de Santa Teresita junto con el padre Eugenio Londoño, la que animó a Lucía para que hiciera lo propio en el Verbo Divino y su iniciativa fue aprobada de inmediato por el Padre Germán Baumgratz quien la autorizó para funcionar desde su casa. Y fue tal la acogida que tuvo que solo tres meses después de creada tuvo que trasladarse a una oficina de la misma parroquia y convocar para conseguir nuevas voluntarias. Tres señoras se sumaron a la causa y la bolsa seguía creciendo, al punto que hoy son ya veinte voluntarias que se reparten la labor de recibir y enviar las hojas de vida para empleadores y empleados y que hasta hoy han ubicado en el mercado laboral a centenares de trabajadores.


De pie: Sonia Vásquez, María Cristina Betancur, Ángela María Velásquez, Clara Sánchez, lucía Velásquez, Amparo Henao, Luz Helena Cárdenas, María Lilia López, Dora Luz Velásquez, Nelly Beuth. Sentadas: Beatriz Betancur, María Helena Mesa, Lucía Orrego, Rosario Botero y Olga Betancur.

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