Belleza masculina

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  Pocos lo saben, pero los colombianos tienen su rey. Vive en El Poblado, en la Milla de Oro, y por estos días está empacando maletas –tres- y preparándose intensamente para representarlos a todos en Taiwán. En este caso no aplica “a todos y todas” porque las colombianas, quiéranlo o no, ya tienen su reina.
La agenda de Felipe Cardona Hernández está copada. A sus clases de octavo semestre de administración de empresas en la universidad Luis Amigó y a su trabajo en el departamento de mercadeo y publicidad de la misma institución, se agregan hoy tres horas diarias de gimnasio –de 7 a 10 de la noche– con mucho énfasis en abdominales, sobredosis permanentes de noticieros, mediciones de vestuario para la noche de elección y gala de fantasía, cursos intensivos de fogueo periodístico y lecturas rápidas sobre la problemática colombiana y la realidad taiwanesa. Estas actividades hacen parte de su preparación para participar en el concurso mundial Mister Internacional, que se realizará en diciembre en ese país.
“Es el equivalente a Miss Universo en las mujeres”, cuenta Felipe, a quien una agencia internacional nombró por decreto. Al menos en cuanto a duración y cronograma del evento no exagera, pues Mister Internacional se prolongará del 6 al 23 de diciembre próximos. Por esos días, mientras cerca de 20 millones de hombres colombianos dedican el último mes del año a un sinfín de actividades propias de su género, edad y condición social, Felipe y otros 60 compañeros participantes protagonizarán un ajetreo muy particular: madrugones al gimnasio; práctica de deportes extremos en la playa; atención a medios de comunicación; sesiones de fotos; visitas protocolarias a entidades públicas, a sitios turísticos, a centros comerciales y a hogares de beneficencia; desfiles de carrozas, desfiles en traje de baño, gala y fantasía; desayunos, cenas, bailes y las infaltables entrevistas con jurados. “Son muchas actividades con las que se pretende mostrar a los candidatos a los diferentes medios nacionales e internacionales para que haya un reconocimiento del concurso”, explica Mister Colombia mientras guarda en una de sus maletas algunas de las prendas que lucirá en Taiwán, entre ellas la pantaloneta de baño oficial del certamen, con el nombre de Colombia estampado atrás.

A la saga de Raimundo
“Para participar se necesita tener buena apariencia y buena preparación intelectual. Influyen la belleza física y la inteligencia, porque también hay entrevista con un jurado y una pregunta final”, es decir, la típica cascarita de los reinados femeninos en la que tantas concursantes traicionadas por los nervios suelen enredarse y, de paso, hacerse famosas, más por su respuesta que por su belleza.
Al mejor estilo de don Raimundo Angulo, el concurso Mister Internacional conlleva un contrato que, entre otras cosas, les impide a Felipe y a los demás candidatos “realizar desfiles o entrevistas sin pedir permiso, participar en películas raras, posar desnudos o dejarnos ver borrachos en una discoteca, porque para los organizadores la imagen es muy importante. Quieren proyectar al hombre que gane a nivel mundial como la imagen masculina de diferentes marcas patrocinadoras”.
A pocos días de su viaje, Felipe está seguro de sí mismo y de sus atributos. Sus 1.85 de estatura, los 78 kilos de peso, el título de Mister Intercontinental obtenido a principios del año en Ecuador -donde además recibió el premio a mejor cuerpo- los nueve años de experiencia en el modelaje y los 29 de vida le hacen sentir que tiene con qué ganar. Triunfar implicaría varios contratos publicitarios y viajes nacionales e internacionales “para desarrollar labor social y apoyar fundaciones de desplazados, de niños con cáncer, sida o discapacitados”. Pero si pierde –asegura- tampoco importa porque igualmente gana en experiencia y en reconocimiento, lo que para él significa abrir nuevas puertas en su carrera como modelo.
“En estos concursos se aprende demasiado. Me gustan los riesgos y uno de ellos es representar a más de 20 millones de hombres en un concurso mundial.”
En cuanto a por qué reivindicar y apuntársele a un evento de estas características cuando justamente los reinados femeninos son cada día más señalados como banales y anacrónicos, Felipe argumenta que “hay gustos y opiniones para todos. A los que me apoyan, bienvenidos, y a los detractores quiero demostrarles que es algo importante, pero cada cual tiene su opinión y se le respeta”.

 
     
   
 
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