Alimentación y cerebro

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Jorge Vega Bravo
Por Jorge Vega Bravo / Vida plena / [email protected]

El alto consumo de carbohidratos está en la génesis de muchas enfermedades. Para la diabetes y la obesidad está muy claro y se abre camino la evidencia del daño que producen los altos niveles de azúcar en la salud cerebral

/ Jorge Vega Bravo

La alimentación es un pilar fundamental de la salud humana. Esta verdad se ha relegado en el ámbito académico y se reduce a la labor de los nutricionistas y dietistas que tienen -en general- un enfoque cuantitativo; recientemente aparecen los nutriólogos con un enfoque más integral.

La nutrición mantiene con vida nuestro cuerpo. Sin embargo, en la consulta médica convencional, no es corriente la pregunta sobre lo que comemos. “La comida importa. Creo que elegir qué comemos es la decisión más importante que tomamos a diario en términos de nuestra salud y de nuestra capacidad para prevenir enfermedades” (David Perlmutter).

Desde hace unos años conocí Cerebro de Pan, libro de Perlmutter, neurólogo y nutriólogo norteamericano; ahora conozco, su libro de recetas que permiten la práctica. La dieta del ser humano cambió notablemente en los últimos cien años; antes consumíamos más grasas y proteínas y ahora alteramos la proporción con un alto consumo de cereales y carbohidratos, muchos de ellos nocivos para la salud. El cambio se produce con la refinación del azúcar y de las harinas de los cereales (alrededor de 1910), que para ser conservadas, se despojan de sus componentes vivos.

Perlmutter demuestra en sus libros cómo el gluten contenido en trigo, centeno y cebada es nocivo para la salud del cerebro y crea las condiciones para la gestación o empeoramiento de cefaleas crónicas, insomnio, ansiedad y lo que es más notable: estudió un grupo importante de personas mayores con demencia senil o con Enfermedad de Alzheimer y demostró que al suprimir completamente el gluten en la dieta, estas personas mostraban cambios significativos en su función cerebral.

El trigo es un cereal esencial y ha sido parte de la dieta humana desde siempre. Pero los productores de trigo encontraron que podían intervenirlo genéticamente y producir un cereal con mayor contenido de proteína (gluten), lo cual es bueno para los panaderos y la industria, pero no para la salud humana. Cada día son más numerosos los estudios que demuestran el papel del alto consumo de carbohidratos en la génesis de muchas enfermedades. Para la diabetes y la obesidad está muy claro y se abre camino la evidencia del daño que producen los altos niveles de azúcar en la salud cerebral.

Perlmutter plantea que nos debemos liberar de dos mitos: 1. Los carbohidratos son buenos. 2. La grasa es mala. Llevamos miles de años sobre este planeta comiendo más grasa que carbohidratos y es claro que la grasa de buena calidad es clave para todas las células del organismo. Existe una relación directa entre diabetes y enfermedad de Alzheimer. Se ha observado que el tamaño del hipocampo y la amígdala –las dos regiones cerebrales implicadas en la función cognitiva y la memoria- disminuye en la medida en que ascienden los niveles de azúcar. Perlmutter afirma: “La salud del cerebro y su capacidad para funcionar son reflejo directo de tu consumo de carbohidratos y azúcar”. En agosto de 2013 el New England Journal of Medicine publicó los resultados de un estudio que confirma el vínculo entre niveles de azúcar en sangre y salud neurológica. Se estudiaron 2.067 personas mayores a lo largo de siete años y se comprobó que quienes habían tenido niveles altos de glucosa en sangre tenían un riesgo estadísticamente significativo de desarrollar demencia, sin importar si al inicio del estudio tenían diabetes o no.

Así que a bajar los azúcares y las harinas (en especial de trigo) y a comer más grasas saludables como aceite de oliva, mantequilla, aguacate, aceite de coco, pescado silvestre, aceitunas, frutos secos (almendras, nueces) y semillas (linaza, girasol, chía y calabaza).
¡Salud para todos en el 2017!
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